cienfuegos 2:telepoesia y politica cuantica

3 de mayo de 2007

Termópilas

También el epitafio escrito por el poeta Simonides de Ceos, grabado en el lugar de la batalla, que Marguerite Yourcenar traducía así: «Caminante que vas hacia Esparta, diles que aquí seguimos, como se nos ordenó».

El estupendo cómic de Frank Miller y luego la película ‘300′, truculenta y brillante, han vuelto a poner de actualidad la gesta de los espartanos que resistieron en el desfiladero de las Puertas Calientes al ambicioso Jerjes. Ninguna de las dos fuentes es demasiado exacta y el lector que quiera mayor precisión histórica hará bien en acudir a obras como ‘Termópilas’, de Paul Cartledge (ed. Ariel) y sobre todo al mismísimo Heródoto. Aunque también puede seguir la lección que brinda el maestro John Ford en ‘El hombre que mató a Liberty Valance’, o sea: entre la historia y la leyenda, optemos por esta última. A lo largo de los siglos, tal ha sido la elección más frecuentada. Leónidas y sus trescientos han sido recordados como luchadores indomables y traicionados a favor de la causa de la libertad contra los sátrapas absolutistas, caídos heroicamente en defensa de los ciudadanos que no quieren convertirse en vasallos por muy cómodo que pueda ser su vasallaje. El traidor que causó su derrota es tan aborrecido a lo largo de los siglos como Judas: su nombre, Efialtes, convertido en sustantivo, designó a partir de entonces a la pesadilla entre los griegos

Esta visión ideal, desde luego, requiere matizaciones para alcanzar la autenticidad histórica. Aunque fuesen mucho más orgullosamente libres que los súbditos del Gran Rey persa, los espartanos esclavizaban a los ilotas y habían construido una sociedad militarizada cuyos rígidos valores despertaban ya en su día poco entusiasmo entre otros griegos, por ejemplo los atenienses, y aún más difícilmente podrían suscitar simpatía en un demócrata liberal de nuestros días. Sin embargo Sin embargo también resulta evidente que en aquel trance de las Termópilas aquellos tercos y feroces soldadotes defendieron —quizá sin saberlo— una causa más grande y más emancipadora que la propia Esparta por la que murieron. Son las contradicciones fecundas de la historia. Afortunadamente, no creían en ninguna ‘alianza de civilizaciones’ entre quienes padecen a un rey como se sufren los terremotos o las tinieblas de la noche y quienes pueden elegir al suyo, criticarlo o deponerlo. Eran poco dialogantes aquellos espartanos, para qué vamos a negarlo: la palabra ‘lacónico’ proviene de su patronímico. Pero no negaban la voz a los hombres libres y defendían ese derecho asambleario. ¿Afortunadamente! Si Leónidas hubiera sido partidario de dialogar con Jerjes en las Termópilas, es muy probable que hoy no tuviésemos parlamentos en Europa en los que dialogar civilizadamente

A fin de cuentas, lo que importa de la leyenda de las Termópilas es otra lección, que tiene poco que ver con la Esparta histórica y con el Jerjes mejor documentado. Es un ejemplo moral: el de que la libertad de los muchos, perezosos o seducidos por la tiranía, se salva casi siempre por la determinación indomable de unos pocos que pelean contra lo que parece irremediable, contra lo verosímil predicado por los acomodaticios, contra lo que la prudencia sobornada por el dominio aconseja como más recomendable. Hay muchas Termópilas: tantas como ocasiones en que los derechos de las personas deben ser defendidos contra los pueblos unánimes y las masas aborregadas de los obedientes por naturaleza. Y la nobleza de estas empresas no depende de su éxito final, sino del empeño con que son acometidas. Lo dijo mejor que nadie Kavafis en sus versos conmemorativos:
«Honor a aquellos que en su vida/ fijaron y defendieron unas Termópilas / Y más honor aún se les debe/ Cuando prevén (y muchos son los que prevén)/ Que al fin llegará Efialtes/ Y los medos por fin pasarán ».
¿Que nos lo digan a quienes en el País Vasco pusimos nuestras Termópilas en la defensa de la legalidad constitucional y de España como Estado de Derecho de todos y para todos!

*Filósofo
Fuente: www.elcorreodigital.es

0 Comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]

<< Página Principal