cienfuegos 2:telepoesia y politica cuantica

30 de agosto de 2007

II. EL MARCO DE LA POLÍTICA

II.A. TRANSANTIAGO ES UNA POLÍTICA DE ESTADO.

Una reforma indispensable pero siempre postergada.

Sr. Presidente, la reforma al transporte público de Santiago era indispensable, pero fue permanentemente postergada. Todos, sin
excepciones, hemos considerado que el transporte público en Santiago era no sólo ineficiente, sino también ambientalmente predatorio y extremadamente duro con los pasajeros, con los choferes, e incluso con los peatones.

Y digámoslo con franqueza, porque pese a este acuerdo en el diagnóstico, la intervención del transporte público en la capital fue siempre un asunto a postergar. Es evidente que muchas de las
dificultades surgidas desde el inicio del proyecto a comienzos de esta década, son el resultado natural de una intervención drástica sobre problemas que nos negamos a enfrentar durante más de 40 años.

Las razones son múltiples. Técnicamente estamos actuando en la frontera del conocimiento. Las ciudades son verdaderos puzzles y el desarrollo urbano y el transporte conforman un binomio de
muy difícil articulación. La experiencia de las principales ciudades europeas nos muestra enormes inversiones que limitan siempre con una realidad brutal: las posibilidades de expansión de la infraestructura física -sea ésta vial o material rodante, trenes, metro y buses- son finitas. No es posible crecer ilimitadamente en este campo y la inversión necesaria para estos desarrollos es cada vez mayor.

Por otro lado, proyectos emblemáticos en nuestra región, como Transmilenio en Bogotá, citado por la prensa antes del 10 de febrero como una experiencia a imitar y citado luego por la misma
prensa como un proyecto agotado, o Curitiba en Brasil, poseen dimensiones muy menores a lo que se está haciendo en Santiago de Chile y además tienen entornos institucionales distintos.
Adjunto como anexo a esta presentación antecedentes que ilustran este punto.

El mejor conocimiento disponible entonces resulta por definición insuficiente en reformas de esta magnitud y características.

Se trata además -ustedes lo saben- de una intervención en un sector conocido por su poder y por la capacidad de control y coerción que es capaz de ejercer sobre la ciudad y a nivel
nacional. Sucesivos Gobiernos han sentido durante décadas la fuerza de este poder.

Finalmente, es una reforma que interviene sobre la vida cotidiana de los habitantes de la ciudad, por lo que las inevitables dificultades que acarrea su implementación suponen costos políticos altos y difíciles de enfrentar y asumir.

Por esta y otras razones, probablemente, señor Presidente, la reforma al transporte público y urbano en Santiago fue una decisión una y otra vez postergada por Gobiernos de todas las
sensibilidades y colores. Y, sin embargo, es una reforma indispensable.

3 de mayo de 2007

Termópilas

También el epitafio escrito por el poeta Simonides de Ceos, grabado en el lugar de la batalla, que Marguerite Yourcenar traducía así: «Caminante que vas hacia Esparta, diles que aquí seguimos, como se nos ordenó».

El estupendo cómic de Frank Miller y luego la película ‘300′, truculenta y brillante, han vuelto a poner de actualidad la gesta de los espartanos que resistieron en el desfiladero de las Puertas Calientes al ambicioso Jerjes. Ninguna de las dos fuentes es demasiado exacta y el lector que quiera mayor precisión histórica hará bien en acudir a obras como ‘Termópilas’, de Paul Cartledge (ed. Ariel) y sobre todo al mismísimo Heródoto. Aunque también puede seguir la lección que brinda el maestro John Ford en ‘El hombre que mató a Liberty Valance’, o sea: entre la historia y la leyenda, optemos por esta última. A lo largo de los siglos, tal ha sido la elección más frecuentada. Leónidas y sus trescientos han sido recordados como luchadores indomables y traicionados a favor de la causa de la libertad contra los sátrapas absolutistas, caídos heroicamente en defensa de los ciudadanos que no quieren convertirse en vasallos por muy cómodo que pueda ser su vasallaje. El traidor que causó su derrota es tan aborrecido a lo largo de los siglos como Judas: su nombre, Efialtes, convertido en sustantivo, designó a partir de entonces a la pesadilla entre los griegos

Esta visión ideal, desde luego, requiere matizaciones para alcanzar la autenticidad histórica. Aunque fuesen mucho más orgullosamente libres que los súbditos del Gran Rey persa, los espartanos esclavizaban a los ilotas y habían construido una sociedad militarizada cuyos rígidos valores despertaban ya en su día poco entusiasmo entre otros griegos, por ejemplo los atenienses, y aún más difícilmente podrían suscitar simpatía en un demócrata liberal de nuestros días. Sin embargo Sin embargo también resulta evidente que en aquel trance de las Termópilas aquellos tercos y feroces soldadotes defendieron —quizá sin saberlo— una causa más grande y más emancipadora que la propia Esparta por la que murieron. Son las contradicciones fecundas de la historia. Afortunadamente, no creían en ninguna ‘alianza de civilizaciones’ entre quienes padecen a un rey como se sufren los terremotos o las tinieblas de la noche y quienes pueden elegir al suyo, criticarlo o deponerlo. Eran poco dialogantes aquellos espartanos, para qué vamos a negarlo: la palabra ‘lacónico’ proviene de su patronímico. Pero no negaban la voz a los hombres libres y defendían ese derecho asambleario. ¿Afortunadamente! Si Leónidas hubiera sido partidario de dialogar con Jerjes en las Termópilas, es muy probable que hoy no tuviésemos parlamentos en Europa en los que dialogar civilizadamente

A fin de cuentas, lo que importa de la leyenda de las Termópilas es otra lección, que tiene poco que ver con la Esparta histórica y con el Jerjes mejor documentado. Es un ejemplo moral: el de que la libertad de los muchos, perezosos o seducidos por la tiranía, se salva casi siempre por la determinación indomable de unos pocos que pelean contra lo que parece irremediable, contra lo verosímil predicado por los acomodaticios, contra lo que la prudencia sobornada por el dominio aconseja como más recomendable. Hay muchas Termópilas: tantas como ocasiones en que los derechos de las personas deben ser defendidos contra los pueblos unánimes y las masas aborregadas de los obedientes por naturaleza. Y la nobleza de estas empresas no depende de su éxito final, sino del empeño con que son acometidas. Lo dijo mejor que nadie Kavafis en sus versos conmemorativos:
«Honor a aquellos que en su vida/ fijaron y defendieron unas Termópilas / Y más honor aún se les debe/ Cuando prevén (y muchos son los que prevén)/ Que al fin llegará Efialtes/ Y los medos por fin pasarán ».
¿Que nos lo digan a quienes en el País Vasco pusimos nuestras Termópilas en la defensa de la legalidad constitucional y de España como Estado de Derecho de todos y para todos!

*Filósofo
Fuente: www.elcorreodigital.es

4 de marzo de 2007

La historia oculta de Lois y Clark

Loise Lane descubre por sí misma la verdad

24 de agosto de 2006

2 de octubre de 2003

“El SEGUNDO SEXO” DE SIMONE DE BEAUVOIR
Carolina Arancibia G.


SIMONEDEBEAUVOIR4




“¡Qué desdicha ser mujer! Y, sin embargo, cuando
se es mujer, la peor desgracia, en el fondo,
consiste en no comprender que se es.”
Kierkegaard


Una noche de otoño de 1949 Simone junto con Jean Paul y Bost, un amigo intelectual que trabajaba con ambos en el periódico Les Temps Modernes, trataban de encontrar el mejor el titulo para el ensayo que ella acababa de terminar de escribir. Nombres propuestos como La Otra, La Segunda, les parecían interesantes, pero ya habían sido ocupados y luego de horas lanzando palabras Simone sugirió ¿El Otro Sexo?. En respuesta, Bost les propuso El Segundo Sexo, y después de pensarlo bien, acordaron que éste era el que mejor se adecuaba al objetivo del libro.

SIMONEDEBEAUVOIR4



Pero, ¿es el Segundo Sexo un libro escrito por una feminista militante? o, por el contrario, por una mujer que no sólo no milita, sino que no comparte los postulados de un movimiento que haría de su libro un texto de culto?

Simone de Beauvoir, nace en París un 4 de Enero de 1908 en el seno de un familia burguesa. Su sueño desde adolescente fue ser una escritora célebre, debido en gran parte al culto que tenía su padre por la literatura. Ella creía profundamente que no había nada en el mundo más hermoso que ser escritor y que era la mejor forma en esa época de hacerse un nombre, de ser alguien. Desde entonces soñaba que la gente algún día se conmovería con sus propios libros, con una clase de escritura que hablara íntimamente a las personas, y fundamentalmente ya en esa época, a las mujeres.

SIMONEDEBEAUVOIR5



El segundo sexo lo escribe a sus cuarenta años, entre los años 1948 y 1949 y fue concebido casi fortuitamente. Todo comenzó con la idea de escribir un ensayo sobre ella misma, entonces advirtió la necesidad de situarse ante todo como mujer y, por lo tanto, de comprender lo que significa serlo.

SIMONEDEBEAUVOIR 1


Partió, en los primeros escritos que conformarían el primer volumen del libro, cuestionándose qué era ser una mujer ante los ojos de los demás y comenzó a hablar de los mitos que los hombres han forjado sobre ellas a través de la literatura, las religiones, las ideologías, las supersticiones. Luego decidió que era necesario profundizar en la realidad, tanto en la fisiología como en la historia, donde tuvo que inferir algunas ideas que no había encontrado en ninguna parte, enlazando la historia de la mujer con la herencia. Por último, se dedicó a estudiar la evolución de la condición femenina, pero no desde un punto de vista de condenación ni rechazo, ella quería saber, porque era una mujer, qué era ser mujer.

“Me había puesto a mirar a las mujeres con unos ojos nuevos e iba de sorpresa en sorpresa. Es extraño y estimulante descubrir bruscamente a los cuarenta años un aspecto del mundo que salta a la vista y que uno no veía”.

SIMONEDEBEAUVOIR0



En el segundo volumen Beauvoir cuenta sistemáticamente como hombres y mujeres se crean desde la infancia hasta la vejez, examinó las posibilidades que el mundo le ofrece a las mujeres, las que les rehúsa, sus límites, sus frustraciones, y sus oportunidades, sus realizaciones. Además sostiene que las diferencias entre mujeres y hombres son de orden cultural y no natural. Es en este escenario, donde el hombre se coloca como el sujeto y considera a la mujer como un objeto, como La Otra.

“Lo que define de una manera singular la situación de la mujer es que, siendo como todo ser humano una libertad autónoma, se descubre y se elige en un mundo donde los hombres le imponen que se asuma como lo Otro: se pretende fijarla en objeto y consagrarla a la inmanencia, ya que su trascendencia será perpetuamente trascendida por otra conciencia esencial y soberana”.


SIMONEDEBEAUVOIR 2


Luego de haber sido publicado el segundo volumen de “El Segundo Sexo” vino el escándalo, la gente lo leía tapándose la cara, según los propios comentarios de Beauvoir. Recayeron sobre ella las peores criticas y reacciones provenientes de todos lados, desde los lectores, críticos, partidos políticos de izquierda y derecha, desde la iglesia y hasta incluso desde su propio círculo de amigos intelectuales. Entre ellos, Albert Camus, alegando que el libro "ridiculizaba al macho francés”, se mostró furioso.
Se la catalogó como insatisfecha, ninfómana, lesbiana, una amargada repleta de complejos de inferioridad ante los hombres, ante las mujeres. Acusada de exhortar a la licencia sexual, y que mientras aparentaba tomar el partido de las mujeres, a la vez, las ejecutaba.

SIMONEDEBEAUVOIR0



De esta manera se crearon y mantuvieron numerosos malentendidos en torno a El Segundo Sexo. Simone de Beauvoir no desconoce el alcance que provocan sus letras en las mujeres, sabe que muchas de ellas han desaprobado su libro, que en cierta medida las puede haber confundido o espantado. Pero, sin duda, les ha servido a otras, que se han dado cuenta de que sus dificultades no reflejan una desgracia particular sino una condición general.

En una conversación que sostuvieran Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir en 1978, después de treinta años de su publicación, comentan sobre El Segundo Sexo y de su descubrimiento como feminista al escribir el libro. Ella le cuenta a Sartre que llegó a serlo, sobretodo luego que el libro existió para otras mujeres.

Su primer paso como feminista fue firmar el manifiesto de las “trescientas cuarenta y tres sinvergüenzas”, en el que participaron 343 mujeres, entre ellas escritoras como Marguerite Duras, actrices, poetas, donde todas declaraban haber abortado, y su objetivo era llamar la atención del estado francés y reivindicar el aborto. Manifiesto que fue publicado el 5 de abril de 1971 en Le Monde.

Como se verá, Simone de Beauvoir al escribir El Segundo Sexo, lo escribió como una mujer no feminista, una mujer que no sólo no militaba, sino que no compartía los postulados del movimiento feminista, al que sólo adherirá décadas después. Quizás, a propósito de esto podamos descubrir una fortaleza especial en este texto: no ha sido escrito por una militante rabiosa, como muchos peyorativamente la han querido tildar, sino simplemente por una mujer cualquiera que quiere saber qué es ser mujer y que sólo al escribirlo se vuelve feminista. En esta época no existía el movimiento feminista en Francia, que se crea aproximadamente en 1970, a partir de movimientos feministas norteamericanos.

SIMONEDEBEAUVOIR4



Para volver a Cienfuegos: Telepoesia, pág. 1 click aquí
La autora es believe it or not Carolina Arancibia G.


SIMONEDEBEAUVOIR4

1 de marzo de 2003